VALENCIA, IGLESIA DE SAN NICOLÁS

Es un templo gótico del siglo XIII con una hermosa remolelación barroca que presenta influencias de la Escuela Granadina de Escultura (una de las dos más antiguas de España, después aparecería la murciana y la sevillana) y de la Escuela Granadina de Yeseros y Escayolistas.

El edificio posee planta de una sola nave dividida en tramos por arcos diafragma apuntados, con seis capillas laterales entre los contrafuertes y una cabecera poligonal.

De estilo Gótico es la portada de los pies, construida en la segunda mitad del siglo XV, con arquivoltas, la más exterior posee en su clave el relieve de un plato de carne, aludiendo a un milagro de San Nicolás. Sobre la portada, un rosetón con una calada estrella de David.

Portada de los pies

El interior se decora con pinturas murales barrocas añadidas entre 1690 y 1693 por Juan Pérez Castiel, Antonio Palomino y Dionís Vidal, que representan momentos de la vida de San Nicolás de Bari y de San Pedro de Verona, junto a otros motivos religiosos y paganos.

Bóveda apuntada, con lunetos y arcos fajones apuntados también.

Pilastra con decoración de origen Granadino.
 En sus ángulos se aprecian tableros recortados en vertical,
 creación del genio granadino de carácter universal Alonso Cano.

Órgano Barroco

Momento en que se están restaurado las pinturas.

Otro elemento digno de destacar es el conjunto de retablos, obra de Juan de Juanes, Fernando Yáñez de la Almedina, Jerónimo Jacinto Espinosa o José Vergara Gimeno. Algunos con claras influencias granadinas.

Retablo mayor de estilo barroco.
Sus columnas salomónicas son de origen castellano al tener cinco vueltas de torsión,
excepto las que enmarcan la imagen de Cristo, más esbeltas, que son de tipología granadina.

Las columnas salomónicas que enmarcan a Cristo
 siguen los cánones de la Escuela Granadina de Escultura
 con sus seis vueltas que las hacen más estilizadas.

Bellos azulejos del templo.
Recordemos que la Región o Reino de Granada
 siempre ha estado muy relacionada con Valencia y todo el Levante,
y en cerámica más aún.

Los templos católicos suelen ser, además de edificios religiosos, auténticos museos que ponen el arte al alcance de todos, hasta de los habitantes de los más lejanos y pequeños pueblos. Por ello merecen un respeto y una valoración.